jueves, 3 de enero de 2013

Final de un año

sombrassombrasSombras
jamboreejamboreejamboreehanselett14N14N-15

Final de un año, un álbum en Flickr.

mis últimas imágenes del año

http://www.flickr.com/photos/skadi_banshee/

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Las madrugadas la desvelaban desatando ejambres de abejas.

martes, 6 de noviembre de 2012

extracto, segunda parte



Con la cabeza apoyada en la pared, recordó la primera noche que durmieron juntos. Todo sobrevino de forma rápida: unos cuantos besos, algunas copas de más y sexo desastroso,  pero pareció ser suficiente para volver a repetirlo al día siguiente.  Para ella no fue más que una forma de escapar de una vieja historia. Con los días, empezó a ver lo que tras él se ocultaba: su tristeza, su necesidad, y se fue introduciendo cada vez más en su universo, tanto que terminó siendo parte del suyo propio. Los días, los meses y, ese encuentro de una noche, se convirtió en un refugio para ambos. Una historia que construir desde cero. 

Todas las noches, desde este nuevo destino que le era desconocido y aterrador, buscaba entre los recuerdos aquello que dejó lejos. Todas las noches, envuelta entre las sábanas, buscaba el aroma de ese amor entre las ropas. Le reconfortaba sentir que al otro lado, una persona le dedicaba un -buenas noches- y la recordaba tal cómo era: sin discusiones, sin miedos. 

Paseando por las nuevas calles de su hogar recordó cada una de sus pequeñas historias. Las podía palpar pero eran arena, y se escapaban de entre sus manos. Recordó las mañanas de fines de semana, mañanas en las que los dos no tenían ninguna prisa por saludar al día. Reían.  Recordó la sonrisa con la que cada día la despertaba y esa mirada cálida que le decía –no te preocupes, nos queda mucho amanecer-. Recordó las tardes de domingo, las disputas interminables a través de lo virtual de los videojuegos. Cómo se picaban. Habían convertido esa habitación del bajo B en su propio paraíso. Pero también recordó la nube negra que se posó sobre ellos cuando se acercaba la despedida. El miedo les volvió indefensos, les volvió inseguros, caprichosos. El miedo a lo desconocido les fue distanciando. Ella, una niña en cuerpo de adulta sufría en silencio por el camino que iba a iniciar. Él, perdido en su propia espiral, no sabía qué camino debía tomar. Así fueron pasando sus últimos días. Los gritos y reproches transformaron las risas pero ellos continuaban intentando levantar una torre que ya había caído y que, ahora mismo, no podía reconstruirse. 

Las despedidas nunca fueron fáciles pero había llegado la hora de reparar sus mundos, el uno sin el otro. La ciudad que les cuidó durante meses quedó atrás. Un último beso, un gesto con la mano y el tren se puso en marcha llevándose con él aquello que por primera vez le valía la pena. Ahora nada de esto existía. Ya no había nadie dedicándole ese buenas noches. Ya no había esa sonrisa al despertar. Ya no había mirada. Y lo echó de menos cada noche.