miércoles, 23 de diciembre de 2009

DOS EXTRAÑOS

Cuzar cuatro palabras en un bar
y percibir al instante
que nada queda
de aquella vieja historia.
Que somos dos extraños, nada más.
Dos extraños
a los que la vida puso
en una esquina
el tiempo justo para engañarse un poco,
gozar también a veces,
e incluso prometerse irrealidades.
Dos extraños que esta noche se miran
con indiferencia
o apenas si se miran.
Que tienen prisa,
ganas de despedirse,
de volver a su mundo.
Y que ya ni se molestan en fingir

Karmelo Iribarren

domingo, 13 de diciembre de 2009

En una noche, unos días, unas semanas
El comienzo y el fin van unidos
Por un fino hilo de papel
Una pequeña fisura y verás deshilacharse
las hebras
Las verás caer como cristales rotos
Añicos que reflejarán una historia
Hecha segundos.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Periodistas

Tipejos, ansiosos y cobardes tipejos.
Buscadores del mundo y provocadores
De conflicto.
Buitres y carroñeros
Sanguijuelas bípedas
Destripadores del conocimiento
Apologéticos de la ignorancia
Conspiradores del hoy y aniquiladores del ayer.
Siete de la mañana
esperamos bajo un cielo que se nos abría paso
y el hospital al fondo
colillas, dentro y fuera, despojos
y el hilo de megafonía al fondo
A nuestro alrededor, el séquito de la muerte
y el humo denso, muy denso,
parece casi suspendido
Las palabras embriagadas de anoche
han conseguido el equilibrio y
ahora chirrían
Los coches han comenzado su camino y
nosotros seguimos sentados esperando
con el hospital, el hilo y el humo al fondo.

viernes, 20 de noviembre de 2009

"Alice in Wonderland"

Encuentro con el Gato de Cheshire.


-¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?
-Eso depende de adónde quieras llegar.
-A mí no me importa demasiado a dónde...
-En ese caso, da igual hacia dónde vayas
-...siempre que llegue a alguna parte
-oh! siempre llegarás a alguna parte, si caminas lo bastante


Lewis Carroll

viernes, 6 de noviembre de 2009

Conversaciones en un bar
Entre murmullos, risas “enlatadas” y las cervezas, nuestra vía de inhibición.
Un bar, lugar de encuentro neo-vanguardista. Soñadores y poetas, realistas y poetas, los poetas… Fugitivos seres, locuaces en su dicha, un sin fin de pedacitos rotos en busca de su unión.
Allí puedes verles, en un diálogo interno con sus fantasmas. Se sientan y se levantan, deambulan de un extremo al otro del bar saludando a todos cuantos ven. Poetas… Sus manos escriben la obra de un pintor, dibujan las notas de un compositor, iluminan las escenas de un director, poetas…jugando a ser palomas, monos afeitados, monos punks, cactus, ilusionistas.
Hablan de amor y sexo, de la soledad provocada por el amor y descargada en el sexo. “El sexo es una forma de demostrar afecto”, me dijo uno de ellos en una ocasión.
El sexo…por amor, por soledad, por ira, por venganza. El goce de los sentidos, su furia, el roce de unas manos, las caricias, el éxtasis, el éxtasis, el éxtasis.
Sexo, simplemente sexo.

jueves, 29 de octubre de 2009

"No podemos arrancar una página del libro de nuestra vida, pero podemos tirar todo el libro al fuego"

George Sand

miércoles, 28 de octubre de 2009

Mudanzas

Cuatro paredes blancas.
En un rincón la luz se ha hecho más fuerte.
Suena música de los 60 al fondo.
La guitarra ha sido aparcada ya y el Lucky Strike se ha adueñado de la cama. Doy profundas caladas al cigarrillo mientras observo como se consume rápidamente el papel.
Libros apilados hasta donde alcanza la visión.
Viejas glorias recluidas en el somier.
Desde lo más alto me observa, sin ojos, la máscara de la revuelta.
Cenizas, cenizas, cenizas.
Es el comienzo.

jueves, 22 de octubre de 2009

EL HOMBRE REBELDE

"La rebelión va acompañada de la idea de tener uno mismo, de alguna manera y en alguna parte, razón"
Albert Camus

miércoles, 30 de septiembre de 2009

La niña del llanto no duerme todavía.
No puede, aunque lo intenta.
Al caer sus párpados
nubes de polvo se forman.

jueves, 30 de julio de 2009

grano a grano

¿Alguna vez te mencionaron que eras como un mapa del tesoro?
Escondes algo reluciente dentro de ti pero tienes tanto miedo que no haces más que espolvorear una y otra vez sobre él capas de arena. Arena que una vez mojada se ha resecado con el paso del tiempo y ha quedado resquebrajada. Aún así, te cuesta trabajo apartarla. Día a día, pala en mano, vas levantando una porción pero, ni con la ayuda más grande, eres capaz de desenterrar ese tesoro.
Necesitas tiempo, más aún del que necesitaste para encerrarte.

La escapada. Sueñas con ella eternamente. Te levantas todas las mañanas asegurándote que destruirás todo lo que creías seguridad y que en lugar de eso te oprime. Te sientas de golpe en el silencio de la mañana y comprendes que nada de eso ocurrirá. Recostada como cada día comienza la imaginación a funcionar. Tu oasis construido es casi indestructible ya, pues prefieres creer que el mundo dormido es real y el resto no es más que ilusión.

Y es que todavía sigues siendo aquella muchacha algo tímida y pava que regresaba a su casa esbozando su amplia sonrisa aunque su interior fuera el mar envuelto en una tormenta.

Nadie sino tú: Charles Bukowski

nadie puede salvarte sino
tú mismo.
te verás una y otra vez
en situaciones
casi imposibles.
intentarán una y otra vez
por medio de subterfugios, engaños o
por la fuerza
que renuncies, te des por vencido y/o mueras quedamente
por dentro.

nadie puede salvarte sino
tú mismo
y será muy fácil desfallecer,
pero que muy fácil,
pero no desfallezcas, no, no.
limítate a mirarlos.
escúchalos.
¿quieres ser así?
¿un ser sin cara, sin mente,
sin corazón?
¿quieres experimentar
la muerte antes de la muerte?
nadie puede salvarte sino tú mismo
y mereces salvarte.
no es una guerra fácil de ganar,
pero si algo merece la pena ganar,
es esto.

piénsalo.
piensa en salvarte a ti mismo.
tu parte espiritual.
la parte de tus entrañas.
tu parte mágica y ebria.
sálvala.
no te unas a los muertos de espíritu.

mantente
con buen talante y garbo
y al cabo,
si fuera necesario,
apuesta tu vida en plena refriega,
al carajo las probabilidades, al carajo
el precio.

nadie puede salvarte sino
tú mismo.

¡hazlo!¡sálvate!

entonces sabrás exactamente de
qué hablo.

martes, 21 de julio de 2009

A quien yo llamé Titi

Apenas recuerdo nada de aquella tarde de junio.
Sólo estoy yo. Gafas de sol sobre el rostro, lágrimas resbalando y la oscura cuadra. Era tal el silencio que podía escuchar cómo miles de insectos devoraban la madera.
Quise decirte cuánto lo sentía, eran las disculpas de la inocencia infantil.
Quise gritar, pero no lo hice, no habría servido más que para alertar a los vecinos de mi locura transitoria.
Tus últimos años fueron soledad paseando por tu única ventana casi siempre oculta tras la cortina.
Casi puedo oír tus lágrimas chocar contra el suelo en tus noches de recluso.
Casi puedo imaginarme sentada a los pies de tu cama en tu despedida
Casi puedo decirte que no estabas solo, casi...
Si tuviera un solo deseo, regresaría a aquel día que finalizó con el cierre de tus ojos y el casi dejaría de existir.

sábado, 20 de junio de 2009

Caminantes entre líneas

Delineamos nuestras hojas avanzando con rapidez.
Una vez caída la primera gota de tinta sobre el papel no habrá forma de eliminarla. La iremos alargando y cada tramo quedará remarcado por los colores. Pasaremos la mano sobre ella, intentando borrarla, pero lo que haremos será extenderla más y más. Emborronaremos, mezclaremos pigmentos y texturas.
Levantaremos la vista y nos culparemos por no haber frenado esto antes, cuando sólo era una tímida gota sobre el papel. Probaremos a cubrirlo con tipex, una fina capa que nos ayudará a sobrellevarlo algunos días. Pero todo se resquebrajará y la veremos desprenderse a pedacitos, uno a uno, lentamente.
La herida volverá a la vista de todos, ahora más profunda. Y volveremos a maldecirnos. Puede que un grito escape y una lágrima aflore. Impotentes nos daremos a la fuga. Huiremos, pendientes de no tropezar y volver a caer. De nada sirve, es tan corta nuestra visión que no logramos ver el suelo y tropezamos y caemos. Rodamos unos cuantos metros. Conseguimos ponernos en pie, pero el proceso ha dado comienzo. Volveremos a correr y a caer, correr y caer...

domingo, 24 de mayo de 2009


Busca tu reflejo. Debe estar ahí, agazapado, temeroso.
¿No reconoces tu inmarcesible rostro? Son esos mismos ojos rasgados que en tantas noches encontré, igual de desorientados.
Rogaste juventud y belleza y se te fueron concedidas. Vistes a todos tus conocidos perecer ante ti. Uno a uno fueron entrando en la vejez y vieron menguar sus rostros. Parecían tan frágiles, con su mirada fija en la plenitud de otra época.
Los mirabas altivo. Te compadecías de ellos, de lo efímeros que eran pero, ¿acaso no vistes que quien más perdía eras tú?, ¿qué era de ti de quien debías compadecerte? Dejaste de ser quien eras a cambio de una inmortalidad ficticia. ¿No viste que sólo era apariencia?
Tumbado en la deshabitada estancia, abrigado tan sólo por tus recuerdos y esos muebles maltrechos, suplicas mientras exhalas tu último suspiro.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Todo tiene un final



Todavía recuerdo el día en que los vi. Eran los “Payasos Revolucionarios” y su taller. Estaban ahí, delante de mí, con sus enormes bombachos de tan variopintos colores, corriendo de un lado a otro de la colchoneta, descalzos y gesticulando, haciendo muecas y muecas. Primero tristes, luego alegres, simulando el llanto y también la risa. Jugaban a “bombas y muros”. El juego consistía en la representación de un papel por parte de cada componente y la gracia de éste se hallaba en el desconocimiento absoluto de buena parte de ellos del papel que recaía en el resto. Jugaban con una niña que no paraba de reír. Su risa era contagiosa. Yo, desde mi perspectiva de observadora, no pude contener una carcajada y a ésta le sucedieron otras. Hacía tiempo que no reía de esa forma. De repente se percataron de mi presencia, pero a diferencia de lo que me imaginé, me invitaron amablemente a unirme a ellos. No podría describir mi emoción en ese momento. Ellos, que hasta entonces habían permanecido reticentes, distantes ante nosotros y nuestras cámaras, habían comprendido que no éramos unos extraños, que estábamos ahí por algo más que sacar unas buenas fotografías con las que poder exhibirnos a su costa. Era nuestro afán por conocer una cultura que ni siquiera nos habíamos planteado, una cultura que no aparece acompañada de grandes letreros luminosos y en cuyas sombras no habita escondido el lucro ni el beneficio económico, eso nos llevó allí. A ese lugar al que fuimos a retratar y que al final nos ha ayudado a retratarnos a nosotros mismos.
No me dejaron sacar fotografías pero tampoco me importó. Me bastó ese reconocimiento para darme cuenta de que poco a poco también yo había ido aparcando esos temores del principio, esa frialdad con la que había irrumpido en la Asamblea y les había abierto una puerta contra la que otros muchos chocaron.

miércoles, 18 de marzo de 2009

En el leve tintineo

Hace tiempo que ya no te veo, entonaba junto Bunbury sentanda al borde de la cama mientras estas palabras escribía. Podría decir que me encontraba asustada, escondida entre las finas sábanas que un día nos arroparon. Los ruidos externos camuflando los ecos olvidados en estas paredes. Conversaciones nocturnas que quizás no significaban nada. Intentos vanos por expresar lo que no puede ser expresado, silencio entre nosotros, sólo silencio. Quizás ahora sea demasiado tarde para comenzar a hablar o puede que éste sea nuestro verdadero comienzo, en la distancia. Recapacitando cada uno sobre nuestros presurosos actos.
Nada importa ya. Cuanto sin sentido derramado alrededor nuestra. Cada palabra era como una nota dibujada al viento, sin acompañamiento, sin ese pentagrama sirviendo de pilar.
Un revoloteo incesante sobre nosotros mismos y...de repente llegó el silencio, como planeado para intensificar la escena, para hacernos pensar en las notas anteriores. Pero ese silencio no desapareció como en cualquier obra musical una vez cumplido el objetivo. Ese silencio sigue ahí, largo, más intenso aún si cabe, aguardando su total ruptura, aguardando por esas nuevas notas que, quizás esta vez, logren crear nuestra maravillosa obra.

martes, 3 de marzo de 2009

Se miraba en el espejo y no se reconocía. Las arrugas habían ido ocupando durante años todos los lugares inhabitados de su rostro. Con las manos en las mejillas, iba deslizando lentamente sus dedos, surcando los pliegues. Desde la boca a la nariz, de ahí a los ojos, repasando el contorno, siguiendo la línea para acabar en la frente, donde las arrugas se hacían más profundas.
Haciendo muecas, estiraba y relajaba su cara, pendiente a cuanto cambio se iba produciendo paulatinamente.
Sus dedos, aun finos y tersos, veían ahora lo que sus ojos vieron y comprendió, por fin, que había llegado el momento que más había estado temiendo a lo largo de su vida.
Toda la mañana estuvo ahí, de pie, con la mirada en el rostro que el espejo reflejaba y que tan extraño le seguía pareciendo.
La poca luz que todavía la acompañaba estaba desapareciendo, dibujando un juego de sombras que finalmente se hicieron invisibles, mientras ella seguía ahí, inmóvil, sintiendo el tacto áspero de su piel.
La noche había caído en el exterior, momento de plenitud de los jóvenes, época de Baudelaire, como ya apuntaron numerosos poetas. El bullicio iba traspasando las paredes, resonando con más fuerza en la pequeña habitación que resguardaba a la dama ya marchita.
Ésta, en un momento de locura, había salido precipitadamente de la habitación, dejando aquella imagen aun reflejada en el espejo. Dispuesta a no dejarse derrotar, salió a la calle y comenzó a correr, aparcando su realidad a un lado. Corría y corría, sin saber su destino, sólo queriendo sentir el aire húmedo de la noche en su frágil piel. Se tropezaba una y otra vez con los viandantes que la miraban desconcertados, con esos jóvenes incapaces de percibir su esencia más pura, el espíritu ágil que aun se encontraba en su interior, dispuesto a no perecer.

miércoles, 28 de enero de 2009

Nosotros como un quizás...

A través de mi ventana, la brisa de la suave noche de invierno se cuela en mi cálida habitación.
Sentada sobre la cama, observo esta noche, vigía de mi comienzo.
El bloque en silencio, luces apagadas, como también lo están las estrellas.
Los inquilinos del mundo descansan ahora sobre sus mullidas camas o, quizás, a oscuras, miran al cielo parduzco de otras veces. Quizás lloran y ríen, conversan o simplemente callan, aguardando a que el sol despunte. Y, quizás, tú seas uno de ellos, de los que pacientemente aguardan al alba.
Quizás alguna pesadilla te desvele, quizás no sea más que tu propia realidad, quizás...
mañana, cuando el sol anuncie la llegada del nuevo día, despertarás y escaparás huidizo por las calles transitadas de tu ciudad.
Quizás me recuerdes y mi recuerdo sea como un leve retazo sobre un lienzo y, quizás, melancólico, sueñes despierto, tan sólo quizás...
Quizás tenga que decirte adiós y dejarte marchar, escapar libre, pero quizás tu adiós llegue primero y resuene por años en mí.
Quizás no te vuelva a ver o quizás seas una prolongación más de mí misma.
Quizás tus dulces palabras no encuentren la salida ahora, puede ser que ya no signifiquen nada o puede que lo signifiquen todo.
Quizás se escape un te quiero no amado.
Quizás tu respuesta sea la ausencia o quizás, estrechándome entre tus brazos, no me sueltes nunca más.
Quizás mis palabras suenen vacías y puede que grite y llore, patalee y corra.
Quizás tú persigas algo imposible o lo imposible te persiga a ti, jugando al gato y al ratón, donde tú, por vez vez primera, serás el ratón.
Quizás te derrumbes o puede que llegue a tiempo y sea tu pilar.
Quizás sea yo la que despierte mañana y descubra que nada de esto existe, quizás...
me esconda bajo las sábanas, como asustada por una tormenta y, quizás, tú seas mi tormenta.
Puede ser que mientas o quizás la mentira sea yo.
Puede ser que nuestra mutua soledad nos una y que nuestra compañía nos separe, puede ser...
Podemos ser contradicción y delirio, sentido y razón, infantil sensatez.
Podemos ser un ayer, un hoy y un mañana, continuos en el tiempo.
Podemos ser horas, minutos y segundos, eternos, o quizás seamos efímeros y discontinuos, quizás...




lunes, 12 de enero de 2009


Llegaste como un rayo, rápido, dejando tu huella llameante tatuada en mi piel. Tu marca profunda, dolorosa al tacto de la suave brisa del mundo. Tu aroma impregnado en los ropajes desechos de nuestro pequeño rincón.

martes, 6 de enero de 2009

¿recuerdas?

Observo confusa este circo, aterrada. No hago más que mirar, busco, te busco entre la gente pero allí no estás. No veo tu mirada, esos ojos a los que tanto me cuesta mirar. No veo tampoco tu pelo rizado, suave, moviéndose al son de tus pasos. Tampoco veo tu sonrisa infantil, la misma que da paso a tu risa contagiosa. Tan inocente viniste, tímido habitante de mi oscuro mundo. Tan inocente te has ido, con paso rápido y silencioso. Me cuesta asumirlo, aunque lo supe desde el principio, ambos lo sabíamos. Decidimos no decírnoslo, vivir cada segundo de nuestra compañía. Dedicar todo ese tiempo a los placeres más primitivos de la humanidad, aparcando en todo momento la razón. Desbocados todos nuestros sentidos, sin conciencia del paso del tiempo y de lo poco que faltaba para la despedida.
Te recuerdo cada día que pasa. Las lágrimas resbalan por mis mejillas, pero no son lágrimas de tristeza, sino todo lo contrario. Jamás pensé coincidir contigo de nuevo. ¿Recuerdas?, nos encontramos
furtivamente una noche. Esa noche de verano donde nuestras miradas se cruzaron para volverse a ver meses después. Las mismas miradas huidizas acompañadas de palabras entrecortadas.
Sin saber qué decirnos, hablamos de todo caminando por las frías calles de esa ciudad que continuaría observándonos en todos nuestros encuentros. Esas frías calles que, al igual que ocurre con las ciudades marítimas, cambiaban de temperatura a nuestro paso y nos descubría toda su hermosura escondida.
Cómo añoro ese primer beso. Lo que empezó como un juego se descubrió como algo más. Fue todo tan rápido que no vimos el bache, ese mismo que nos ha hecho
tropezar y caer y del que no hemos podido levantarnos. Ninguno tuvo la culpa, tan sólo buscábamos algo imposible de encontrar. Por eso, dulce insomne, cuya musicalidad brilla por encima de todos, quiero pedirte algo, no dejes escapar la magia que me cautivó, consérvala siempre pues ahí dentro está tu refugio, tu reino, donde tú eres tu propio dueño.