miércoles, 25 de junio de 2008

...

El horizonte se encuentra allí delante, ¿no lo ves? Lejos, pero no demasiado, a tu alcance. Corre, él te espera. No importa el tiempo que tardes, no importan los caminos que sigas. Él seguirá allí, esperando, aguantando cualquier adversidad, soportando cada cambio. Levanta, escucha tu nombre en el viento. Lo está susurrando, ¿no lo oyes? Cierra los ojos, concéntrate. ¿Lo escuchas ahora? Ya no susurra, grita. Su grito es descorazonador. Pide auxilio. Te llama, te suplica. Se consume poco a poco. Pronto quedarán despojos. Será imperceptible, como el viento, como una lágrima en mitad del océano, como mis caricias.
No soporto esa mirada tuya, ¿qué escondes ahí? ¿Qué te atormenta? ¿Cuál es la causa de tu desvelo? ¿Por qué tirita cada centímetro de tu piel? Incapaz de llegar a ti, incapaz de calmarte, de decirte palabras dulces que apaciguarán tus temores.
Levanta dulce ángel, vuela hacia ese horizonte que te abre las puertas. Libérate de las ataduras. Deja todo lo que te atormenta detrás, enterrado, en el fondo, lejos, donde nadie pueda encontrarlo y vuelva a lastimarte. Corre, allí delante volverás a soñar, ese es tu horizonte.

No hay comentarios: