jueves, 30 de julio de 2009

grano a grano

¿Alguna vez te mencionaron que eras como un mapa del tesoro?
Escondes algo reluciente dentro de ti pero tienes tanto miedo que no haces más que espolvorear una y otra vez sobre él capas de arena. Arena que una vez mojada se ha resecado con el paso del tiempo y ha quedado resquebrajada. Aún así, te cuesta trabajo apartarla. Día a día, pala en mano, vas levantando una porción pero, ni con la ayuda más grande, eres capaz de desenterrar ese tesoro.
Necesitas tiempo, más aún del que necesitaste para encerrarte.

La escapada. Sueñas con ella eternamente. Te levantas todas las mañanas asegurándote que destruirás todo lo que creías seguridad y que en lugar de eso te oprime. Te sientas de golpe en el silencio de la mañana y comprendes que nada de eso ocurrirá. Recostada como cada día comienza la imaginación a funcionar. Tu oasis construido es casi indestructible ya, pues prefieres creer que el mundo dormido es real y el resto no es más que ilusión.

Y es que todavía sigues siendo aquella muchacha algo tímida y pava que regresaba a su casa esbozando su amplia sonrisa aunque su interior fuera el mar envuelto en una tormenta.

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