jueves, 1 de septiembre de 2011



¿Recuerdas esos ojos que te hacían llorar

de amor, retorcerte de amor en la cama sin hacer
o en el suelo, como si el mono lo tuvieras tú y no ella?
Ni siquiera deberías recordar esos ojos. Ni un segundo.
Esos ojos como borrados que parecían seguir con interés
los movimientos de una pasión que no era de este jodido
planeta: la verdadera belleza de los fuertes brillaba allí,
en esas pupilas dilatadas, en las palpitaciones de su
corazón mientras la tarde se retiraba como en cámara rápida...


Roberto Bolaño

No hay comentarios: